Llevamos ya 9 días de experiencia y esto se acaba. Mañana tendremos el último día de servicio y después de comer en el colegio partiremos para Madrid. La experiencia está siendo increíble y no nos está dejando indiferente a ninguno. Hemos podido conocer de cerca la realidad de muchos niños de esta ciudad con pocos recursos, también mayores que viven en la residencia y algunos hemos estado en Jerez trabajando con chicos con síndrome de Down. En cualquiera de los tres servicios hemos recibido mucho más de lo que hemos aportado. Hemos aprendido a descentrar nos y durante 10 días no ser nosotros mismos el centro de nuestras vidas. Los talleres de la tarde nos han servido para complementar las experiencias de la mañana. Han sido todos talleres muy diversos. Sobre la libertad, la paz, los refugiados... todos muy bien llevados por personas de la Familia marianista de Cádiz ya sea de la CEMI o de fraternidades.
Los ratos diarios de oración nos han servido para asentar lo vivido y aprendido tanto en el voluntariado como en los talleres. Nos han abierto la posibilidad de darle sentido a todo desde la fe y la transcendencia haciendo que no fuera consumir una vivencia más si no convirtiéndolo en una auténtica experiencia vital.
Hemos estado en todo momento acompañados por Javier Nicolay y por María dos monitores muy distintos y que se complementaban muy bien. Esta noche, en la barbacoa de despedida ya nos va entrando la pena de tener que decir adiós a los que han sido nuestros compañeros de camino. Muchos chicos y chicas como nosotros, de colegios Marianistas y Jesuitas de Madrid y de Valencia. Con ellos hemos compartido el conocer, el servir y el amar.
Solo nos queda dar las gracias. A todos los que han permitido que vivamos esta experiencia. Especialmente a la ciudad y al colegio de Cádiz, que nos han acogido con los brazos abiertos. Han conseguido sin duda hacer de esta una experiencia que para todos nosotros será inolvidable. Gracias!
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